Ninguna opción para los gérmenes

Desde hace años, se propagan sobre todo en los hospitales bacterias con gran resistencia a los tratamientos antibióticos convencionales. Estas infecciones no solo se convierten en un serio problema en el ámbito sanitario, sino que también las residencias de ancianos o personas con discapacidad, las guarderías o los colegios, los productores alimentarios o los establecimientos agrarios con cría intensiva de ganado son sectores de riesgo. La Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECMID, por sus siglas en inglés) calcula que en Europa se producen al menos 1,8 millones de infecciones nosocomiales, de las cuales 180.000 terminan con el fallecimiento del infectado, lo que corresponde a una inquietante mortalidad del diez por ciento.

Una parte del camino hacia este problema nos lleva hasta las superficies con las cuales las personas entran en contacto, es decir, asas, botones, interruptores, enchufes, pulsadores, encimeras, teclados o incluso pantallas táctiles. Las bacterias, los hongos y los virus pueden asentarse en ellas, formar una biopelícula que favorece el crecimiento y, por último, pasar al siguiente usuario. Por lo tanto, es necesario interrumpir de forma eficiente estas vías de transmisión en esencia simples. Cuantos menos gérmenes tengan las superficies, menor será el riesgo de infección.

El lavado y la desinfección frecuentes son una solución, que, sin embargo, se caracteriza por los abundantes errores y por poder presentar fallas problemáticas. Por el contrario, las superficies con efecto antimicrobiano son mucho más eficaces y fiables. En ellas, los gérmenes depositados se neutralizan por sí solos y se impide su transmisión: y además durante un periodo prolongado.

Ganter lleva abordando este problema de profunda relevancia social desde hace años, ha equipado una enorme cantidad de elementos normales con componentes antibacterianos y los ha reunido en su gama de productos Sanline.

Los distintos elementos de manipulación, como pomos, empuñaduras, asas o palomillas, utilizan dos principios diferentes. Los plásticos se dotan de aditivos especiales con iones de plata; por su parte, para los elementos metálicos existen revestimientos en polvo de base de molibdato de zinc. Ambos principios destruyen las paredes celulares de los microorganismos y les causan la muerte. Para el ser humano, el contacto con ese tipo de superficies activas es completamente inocuo. Es especialmente interesante el aditivo de molibdato de zinc. Gracias a la humedad del aire, de forma similar a como ocurre en la piel humana, se forma sobre las superficies una capa ácida con un pH de 4,5 aproximadamente. Los protones ácidos formados penetran en la membrana de los gérmenes y los destruyen inmediatamente.

Ambos principios mantienen su efecto durante largo tiempo incluso con limpiezas frecuentes. Nota: No reemplazan ni la limpieza ni la desinfección, sino que refuerzan su efecto de forma duradera.